ESTE FRANKENSTEIN PERMITIó A PORSCHE MEDIR EL RUIDO DE LOS NEUMáTICOS DURANTE 30 AñOS

Cuando eres un fabricante de coches te puedes tomar algunas licencias para crear el vehículo que quieras. Otra cosa es que ese vehículo cumpla con los estándares de homologación que permite llevarlo a la carretera. Sin embargo, cuando se trata de pruebas de desarrollo a nivel de ingeniería, las normas son más permisivas y permiten criaturas como este Frankenstein que Porsche utilizó para medir el ruido de los neumáticos durante más de 30 años.

El vehículo en cuestión es un Porsche 928 que el fabricante de Stuttgart empleó como base para optimizar los niveles de ruido generados por los neumáticos, todo ello con el objetivo de mejorar la insonorización del habitáculo y hacer de sus coches espacios más confortables. Según explica Porsche, este coche estuvo en servicio activo durante más de tres décadas y permitió a los ingenieros realizar todo tipo de pruebas en todo tipo de ruedas.

En los ’80, Porsche empezó a utilizar un 928 como laboratorio de pruebas para medir los niveles de ruido de los neumáticos

Pero, para crear este laboratorio rodante, en el centro de pruebas de Weissach se decantaron por el 928 en lugar del 924, que era un coche menos potente, ya que uno de los requisitos era que ofreciera mucha potencia a bajo régimen de vueltas. También se eliminó la posibilidad de utilizar el Porsche 944 porque equipaba una caja de cambios muy ruidosa a baja carga de trabajo.

Porsche una vez instaló el motor V8 del 928 en un Mercedes Clase G

Con el 928, que cumplía de sobra con la necesidad de potencia y tenía una transmisión verdaderamente silenciosa, los ingenieros de Porsche realizaron una serie de modificaciones en el coche, ya que era necesario que su parte mecánica ofreciera el menor ruido posible posible para medir el impacto sonoro real de los neumáticos, con el fin de cumplir con los requisitos legales sobre emisiones acústicas.

A finales de la década de 1980 el límite de ruido no podía superar los 75 dB (A), lo cual suponía todo un desafío en los coches deportivos, que acostumbran a equipar neumáticos anchos para ofrecer la mayor estabilidad a altas velocidades.

Requirió varias modificaciones

Entre las modificaciones llevadas a cabo en el Porsche 928 “frankensteiniano” se encuentra el radiador montado delante del paragolpes, sin ventilador; la admisión de aire reubicada en un gran cilindro que actuaba como un silenciador; dos ventiladores alojados en unas aberturas del capó para extraer el aire caliente al pulsar un botón; y un gigantesco silenciador de escape que estaba montado sobre un soporten la luna trasera, conectado al escape original con dos tubos.

Y estas eran las modificaciones visibles. En los bajos del 928 se instaló aislante en el eje de transmisión y alrededor de la caja de cambios. Con todas estas modificaciones, el coche podía acelerar desde 50 km/h a, al menos, 61 km/h antes de pasar por delante de dos micrófonos situados a 20 metros que se encargaban de medir los niveles de ruido de los neumáticos. En las pruebas se realizaban dos pasadas, una en segunda y otra en tercera.

El Porsche 928 que utilizaba el fabricante alemán para sus propios ensayos a veces lo tomaban prestado en Pirelli para hacer pruebas. Como puedes observar en las fotos, el coche cuenta con extensiones de guardabarros en el eje trasero, un elemento necesario para adaptarse a varios tamaños de llanta. De hecho, actualmente está equipado con unos neumáticos que pertenecen a un 911 de la generación 991, lo que indica que su último trabajo no fue hace mucho tiempo, recuerdan en Porsche.

Y obtuvo, incluso, un motor único

Actualmente en la colección del Museo Porsche, este raro vehículo cuenta con otra particularidad. Y es que la firma alemana decidió instalar un motor único que surgió como parte de programa de desarrollo del Porsche 928 GTS (prueba).

Entonces, la compañía barajaba la posibilidad de instalar un V8 de 5.4 litros diseñado para rendir a altas revoluciones o un bloque con mucho más par motor. Finalmente, los ingenieros se decantaron por el primero, mientras que el segundo bloque, que nunca llegó a producción, se instaló en el Porsche 928 de pruebas.

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